En la mayoría de los casos, la investigadora se limitaba a acercar el micrófono mientras sus cuidadores les hacían cosquillas (los monos son como nosotros, no se dejan hacer cosquillas por extraños), pero después de pasar tres meses en un centro de recuperación para orangutanes en Borneo, Marina tuvo que encargarse personalmente de hacer cosquillas a media docena de bebés naranjas y peludos.
Su trabajo de investigación sugiere que la risa inducida mediante cosquillas se desarrolló en un ancestro común hace entre 10 y 16 millones de años. “Fue divertido”, admite Davila-Ross, “es un comportamiento asociado con en juego y eso nos encanta a todos, monos y humanos”.
.ala como mola profe
ResponderEliminarjiji que curiosos los monos y nosotros.
ResponderEliminarCampanilla