Sabemos que a los monos les encantan las cosquillas, pero.. ¿Se ríen igual que nosotros con ellas? Marina Davila-Ross, una neurocientífica de la británica Universidad de Portsmouth, se decidió a encontrar la respuesta mediante el que tal vez haya sido el proyecto de investigación más agradable del mundo: hacer cosquillas a bebés chimpancés, bonobos, gorilas, orangutanes y gibones y grabar sus reacciones.
En la mayoría de los casos, la investigadora se limitaba a acercar el micrófono mientras sus cuidadores les hacían cosquillas (los monos son como nosotros, no se dejan hacer cosquillas por extraños), pero después de pasar tres meses en un centro de recuperación para orangutanes en Borneo, Marina tuvo que encargarse personalmente de hacer cosquillas a media docena de bebés naranjas y peludos.
Su trabajo de investigación sugiere que la risa inducida mediante cosquillas se desarrolló en un ancestro común hace entre 10 y 16 millones de años. “Fue divertido”, admite Davila-Ross, “es un comportamiento asociado con en juego y eso nos encanta a todos, monos y humanos”.