El diamante es un mineral que se forma por debajo de la superficie terrestre, a una
profundidad de entre 130 y 480 km, donde las temperaturas alcanzan los 900 ºC.
Antes de ser cortado y pulido, el diamante presenta el aspecto de un cristal sucio
de colores que puede variar desde el amarillo al negro.
Lo que convierte a los diamantes en un mineral tan especial es su dureza:
es el material más duro de la naturaleza, por lo que se le considera una joya eterna.
Sin embargo, su uso principal no es la joyería, sino la industria, donde forma parte
de muchas herramientas de corte y de taladro.